Opinión-. Estoy convencida que Venezuela va a salir de esta coyuntura que está viviendo en la actualidad, los venezolanos queremos un porvenir distinto, necesitamos una realidad diametralmente opuesta a lo que hemos padecido en los últimos años.
Desde Anaco estamos trabajando en el rescate de nuestra nación, somos partidarios que el porvenir de Venezuela debe estar marcado por el desarrollo social y humano, al lado de la inversión económica que impulse puestos de trabajo para los venezolanos.
No es hora de pensar en ideas irrealizables ni en soluciones mágicas, por el contrario tenemos que pisar firme y comprometernos en la edificación de una patria pujante, segura, dinámica y sobre manera que vele por el bienestar de los más necesitados. Durante más de una década se jugó con las necesidades de los venezolanos, quienes defendemos una forma distinta de hacer política, pero sobretodo de gobernar, debemos estar claros de nuestra responsabilidad para el progreso y bienestar de todos por igual es una prioridad que no puede ser ocultada o postergada.
Aquí, en este pequeño municipio de Anzoátegui, estamos trabajando en la construcción de un Anaco Social, que no es más que un plan de gobierno que se basa en la ayuda al pueblo que toma temas sensibles como la mejora de la calidad de vida de los más pobres, a través del apoyo de la iglesia católica y evangélica, debido a que estás dos instituciones poseen una labor social detallada y constante.
Este equipo que sueña con una ciudad diferente es de la opinión que la única forma que existe en mejorar la realidad de los venezolanos es a través de una administración que no se oculte entre cuatro paredes, que no se esconda bajo el manto de la inercia oficial, sino que esté permanentemente en la calle, que se convierta en un gobierno vecinal, en una gestión que en verdad no abandone a la gente; así debe ser de ahora en adelante el manejo de los asuntos políticos tanto en el país, como en los estados y en cada uno de los municipios de esta bella Venezuela.
Todos hermanados debemos construir un futuro social, un país donde sus riquezas sean redistribuidas más equitativamente. No es posible que en una nación como está donde los ingresos por motivo de la venta de petróleo oscile alrededor de los 100 dólares el barril, uno pueda observar en comunidades de Anaco, como Ocana, José Félix Rivas, Pedro Camejo, entre tanta más, cinturones de miserias y hambre que no son atendidos simplemente por la golosa ambición de un puñado de hombres que no se sacian con lo que ya poseen después de más de una década en el poder.