Opinión-. Convencida estoy que luego de la era del chavismo nuestra
amada Venezuela quedará sumida en una grave crisis económica y social sin
parangones en los anales de nuestro republicanismo independiente. Este país no
ha visto aún el daño real que el oficialismo le ha causado, creo que lo peor
está por venir.
El destrozo ideado y ejecutado
que el actual régimen realizó de las bases industriales del país, el
aniquilamiento de todo el potencial turístico venezolano, y el desdén en
materia de interés de seguridad ciudadana, forman parte de un legado atroz que
heredaremos de estos casi 15 años de desmadre neo-comunista en el país.
No la tienen fácil aquellos
venezolanos que tomen las riendas del país luego que pase la hecatombe del
chavismo por Miraflores, hoy vemos con asombro e inaudita visión como los
primeros vástagos, deudos de aquel que convalece supuestamente en el Hospital
Militar, han perfeccionado y profundizado las técnicas más horribles para el
empobrecimiento económico, social y hasta espiritual de los venezolanos.
La república que tendremos luego
que la tempestad de los rojos rojitos pase no será para nada alentadora,
primero se tienen que hacer grandes esfuerzos para alcanzar la reconciliación
de todos los venezolanos, divididos gracias al verbo encendido y truhán de un
encantador de serpientes que ejecutó al dedillo aquello de divide y vencerás, luego
tendrá que repontenciar todas las capacidades industriales del país, resucitar
todos las zonas comerciales venidas a menos por motivo de aquello del “exprópiese”
que tanto mal ha causado.
Quien sea el responsable de abrir
las alamedas para una nueva etapa nacional tendrá que abocarse a atender todas
las enormes demandas sociales que el pueblo pedirá a gritos, porque vemos como
las flamantes misiones sociales que ideó este régimen se vinieron abajo gracias a su incapacidad,
creando un gran alivio al principio, pero luego construyendo la mayor de las
desesperanzas de las cuales tengamos memoria en la nación.
La Venezuela post-chavista es de
pronóstico reservado. No será para nada sencillo alcanzar la calidad de vida
que necesitan los venezolanos y más después de década y media de desbarajuste
económico, de ilusiones marchitas y de más verbo que acción real para solventar
los graves problemas que padecen millones de personas en esta república.
La diversificación de la
economía, tantas veces mencionada e ignorada, debe ser bajo un esquema real,
efectivo y sincero, el norte que persiga el próximo gobierno porque de lo
contrario a pesar que sea un extraordinario promotor de ayudas y programas
sociales, de nada le servirá si no
existe en la nación un plan de promoción y reavivamiento de la economía venezolana.
El panorama es muy malo, y mientras
esto pase, seguimos en el país viviendo aquel cambio social que a Chávez le
gustaba mucho decir “algo que no termina de morir y otro que no termina de nacer”.