Estoy convencida y he defendido en cada una de las palestras públicas que me ha tocado estar, que el nuevo gobierno en Venezuela debe ser con sentido social, debe defender los intereses de los más pobres y tiene un deber moral con ellos. El horizonte que se abre frente a nosotros nos indica el camino: uno hacia la justicia social y el bien común.
¡Basta ya! de ver a los pobres como simples trampolines para acceder al poder, ¡ya basta! de escuchar en los discursos de los voceros rojos, rojitos hablar del pueblo, mientras éste se sume en los problemas sociales, mientras que la delincuencia, la falta de alimentación, que las calamidades cerro arriba y en los barrios, aumentan vertiginosamente.El gobierno no hace nada para evitar la deserción escolar, el gobierno no efectúa ninguna iniciativa que ponga un coto definitivo a la angustia de miles de madres que temen todos los días por la vida de sus hijos. Ante esta grave situación el próximo gobierno nacional debe volcarse a trabajar por el desarrollo de una realidad social distinta, con una visión humana de las problemática urbana y rural, debe tener un plan de acción que garantice cambios sustanciales a corto plazo.
Un viraje en la conducción económica del país, claro que sí es necesario, la promoción de inversiones extrajeras en Venezuela es de vital importancia, de esta forma garantizamos una estabilidad comercial que impulsaría un crecimiento en el bienestar colectivo de los venezolanos, pero aunado a todo esto se precisa que el Gobierno que encabezará Henrique Capriles tenga claro que su objetivo principal es el surgimiento de la sociedad nacional y esto pasa mejorando la calidad de vida de muchos ciudadanos que hoy sobreviven a duras penas gracias a grandes sacrificios y esfuerzos.
Existe un clamor social, existe una petición que emerge de las grandes ciudades, pero también de los campos venezolanos, esa petición humana radica en un cambio de paradigmas en la conducción del país. El pobre no puede seguir siendo sólo herramienta del politiquero, sino que debe ser el objeto de los desvelos de los verdaderos políticos que quieren una transformación profunda de la nación.
En Anaco, confío que con el liderazgo unitario que recayó en los hombros de Jacinto Romero Luna, se iniciará una labor en beneficio de los más débiles, de los más necesitados y allí estaremos nosotros en nuestra lucha por un Anaco Social.
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