Opinión-. Ya se inició legalmente el
proceso de campaña electoral y con él se dio partida a la carrera rumbo al
Palacio de Miraflores. Hoy más que nunca estoy confiada de que el candidato de
la unidad democrática será el próximo presidente de Venezuela porque a
diferencia del mandatario saliente él encarna una esperanza para millones de
venezolanos, él simboliza el camino hacia el futuro y la armonía nacional,
mientras que el representante del continuismo sólo tiene para ofrecerle al país
más división, guerra entre hermanos y opresión.
Mientras el actual Jefe de Estado, por ahora
como él mismo decía, se regodea en un ambiente de poder y opulencia, el abanderado
de la unidad democrática recorre el país de punta a punta, camina y habla con
la gente, y no solamente le dice su oferta de gobierno sino que escucha de la
voz del mismísimo pueblo las necesidades y vicisitudes que poseen y necesitan
resolver con carácter de urgencia.
Henrique Capriles Radonski, simboliza la
constancia de los hombres, cuando lo veo e a través de los medios de comunicación
siempre recuerdo aquella frase de Friedrich Nietzsche que quedó imborrable en
mi memoria, en aquellas lecturas de adolescente ávida de conocimiento, que dice
así: “No es la fuerza, sino la
perseverancia de los altos sentimientos la que hace a los hombres superiores”.
Henrique hace rememorar a Napoleón con aquello
de “con constancia y tenacidad se obtiene
lo que se desea; la palabra imposible no tiene significado”, porque
Capriles ha sido diputado nacional, alcalde, gobernador y en escasos 90 días se
convertirá en Presidente de la República, es el un ejemplo de esa constancia
que deben tener los hombres para medirse
en las distintas circunstancias de la vida e imponerse ante los tropiezos que
encontramos en la vida.
Desde ya hasta el próximo 7 de octubre seremos testigos,
y partícipes de la lucha más interesantes de la historia de la patria,
nuevamente se enfrentarán el pasado que no desea languidecer y el porvenir que
arremete con fuerza abriéndose paso en los anales del tiempo, seremos testigos
del nacimiento de una nueva era, del nacimiento de un tiempo mejor para todos.
Por eso creo como Ovidio en su proverbial
visión filosófica que “La gota horada la roca, no por su
fuerza sino por su constancia”,
Henrique es la gota que con trabajo de hormiguita está a punto de hacer partir
a la roca del oficialismo que inmóvil y rígida no tiene escapatoria ante el
avance incansable de las fuerzas de la unidad democrática.
Hay un camino, junto vamos a recorrerlo con la fe de que Dios
está de nuestro lado, porque el Señor siempre está con las causas justas y el
cambio en Venezuela es una de las causas más justas que he tenido el placer de
ver y participar.
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