Opinión-. Los venezolanos que amamos la democracia y que venimos
defendiendo desde nuestras diferentes trincheras la libertad, tenemos este 14
de abril una segunda oportunidad para alcanzar la meta de una Venezuela donde
todos entremos, donde cada uno de nosotros tengamos los mismos derechos, y que
no sea dividida la sociedad entre
ciudadanos de primera, segunda, tercera, cuarta y quinta categoría.
Dios nos ofrece una brillante ocasión para dejar atrás lo que nos
divide y emprender el camino hacia una nación de desarrollo, donde progresemos
a la medida de la grandeza de nuestra nación que ha sido mal administrada y
llevada por 14 años por un derrotero de intolerancia, sectarismo y derrochadora
bondad internacional, que ha dejado prácticamente en la quiebra a nuestra
patria.
Los venezolanos tienen que salir a votar este 14 de abril, no
dejemos que la apatía que dominó la escena en las elecciones del 16 de
diciembre del 2012 se vuelva a repetir, porque ya conocemos que el costo es
sumamente elevado y las consecuencias inimaginables. ¡Hoy más que nunca debemos
salir y debemos votar!
No podemos permitir que Capriles se las juegue todas por todas sin
que nosotros no movamos un dedo para ayudarlo en su gesta casi quijotesca, por
eso demos lo mejor de cada uno de nosotros
por esta Venezuela tan bella que se encuentra en su peor momento gracias al
paquetazo y las mentiras de Nicolás.
Esta segunda oportunidad que nos da la Providencia tenemos que
aprovecharla, esta lucha es de todos y para todos, si nos quedamos en nuestras
casas de brazos cruzados no tendremos derecho a criticar nada, y tendremos que
bajar la cabeza cuando dentro de algunos años nuestros nietos escuchen lo que
hoy está pasando y nos pregunten ¿y tú, abuelo, que hiciste por Venezuela?,
porque sencillamente, aunque le mintamos, sabremos en lo profundo de nuestra
alma que no defendimos su futuro y su calidad de vida.
La nación no puede seguir por la senda que va, la escasez, la
inseguridad, los apagones, los problemas sociales que cada vez son más agudos
en las comunidades populares, parecieran
que no cesan, lucen como un mal implacable que no cede espacio y por el
contrario va ganando más y más terreno.
No echemos por tierra esta nuevo chance, como dicen los muchachos,
para construir de este un país modelo,
para regresar a los tiempos de bonanzas, cuando en el exterior decir que uno
era venezolano era sinónimo de puertas abiertas, y de la mayor consideración de
los otros nacionales de diferentes latitudes del mundo.
Sé que con el favor de Dios, con el esfuerzo de cada uno de nosotros
sí alcanzaremos la meta y emprenderemos el camino hacia una nueva república,
cuando Henrique Capriles esté en la presidencia de la república, dirigiendo con
amplitud y visión progresista los destinos de esta nuestra patria querida.
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